Muchas veces en tu vida habrás pensado en viajar a los confines del mundo. Al igual que yo, supongo que te gustaría conocer otros lugares del planeta, casi inaccesibles por general para cualquiera, dado el coste económico que supone el viajar a otras partes del globo.
Cuantas veces soñamos con ir a una isla tropical, o recorrer esa carretera de línea recta infinita que dirige al cañon de tierras rojizas, subir al pico más alto de la tierra o bajar a las profundidades del mar para observar las extrañísimas criaturas que allí habitan. Una verdad es tan inmensa como lógica, todavía hoy nos quedan muchas cosas por descubrir de nuestro planeta, pero tampoco en la mayoría de las ocasiones centramos la vista en lo que tenemos a nuestro alrededor.
Con toda nuestra tecnología, toda la interconexión de que disponemos actualmente, satélites, gps, geolocalización, etc, siguen existiendo pequeños rincones sin descubrir.
Un fin de semana planificado para visitar la ciudad de Albarracín, me ha abierto un sinfín de posibilidades en una zona cercana que desconocía hasta ahora. Llena de naturaleza, pueblos especiales, fauna, flora, paisajes espectaculares, caminos infinitos, noches limpias de la contaminación lumínica de las ciudades cercanas que por desgracia estamos acostumbrados a ver. Riachuelos que bañan todo el entorno, y que hacen que nazca desde allí el río más largo de España, un clima de montaña, en el que en invierno seguramente habrá la oportunidad de visitar lugares nevados. Mientras una de mis dos estaciones preferidas se acerca, te dejo con mi último cuaderno de viaje, espero que te adentres en este lugar observando cada fotografía que he revelado para ti intentando centrar la atención en los lugares visitados.